De momento, todo es muy bonito y muy normal y a pesar de esta gran felicidad:
¿mi cumpleaños me pone alegre o triste?
Es una pregunta que nunca me había planteado y por eso la he elegido para redactarla porque creo que ésta es una buena ocasión para pensar sobre esto.
Cuando era pequeña me acuerdo que mi cumpleaños me ponía muy alegre porque ya cumplía un año más y ya me acercaba al mundo de los ``mayores´´. Ahora sigo pensando lo mismo, ya que dentro de 5 días es mi cumpleaños y estoy esperándolo con mucha ilusión porque todos mis amigos ya tienen 16 años y yo sigo en los 15 años. Pero ahora ese mundo de los "mayores" me asusta un poco.
Estoy deseando vivirlo, pero nosé si lo viviré bien, si voy a saber llevarlo a cabo de una manera digna.
Me considero bastante preparada para ello pero nada se sabe, asique tendré que esperar hasta que ese futuro se convierta en presente. En mi opinión crecer es algo bastante duro porque supone ir cambiando poco a poco la personalidad, la forma de pensar, nuestras opiniones, nuestros comportamientos…
Por eso, hay veces, donde el cumplir años asusta porque supone dar un paso más en nuestro camino de la vida y nos obliga a abandonar cada vez más las ilusiones de cuando era una niña.
Cada vez que llega mi cumpleaños reflexiono en si habré aprovechado los 365 días que han pasado desde el cumpleaños del año pasado y siempre pienso que ha sido uno de los mejores años de mi vida hasta ahora. Pero así pasan los años, y el tiempo corre sin que me de cuenta.
Este es un ensayo escrito por una chica de 15 años casi 16, es decir, una adolescente y estoy segura que si lo hubiera escrito un adulto todo sería distinto.
Los adultos no quieren cumplir años, no quieren ser tan viejos. Cuando a mi madre le preguntan la edad siempre se quita años porque se considera una persona ya demasiado mayor y no quiere serlo.
Y a la conclusión que llego respecto a esta pregunta es que estoy contenta de decir que mis cumpleaños me alegran el año porque me recuerdan que si lo estoy celebrando es porque algún día, el 16 de Diciembre de 1995, Dios y mis padres decidieron darme la vida y me están dejando disfrutar de ella con la gente que más quiero.

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